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Dos notables illuminati certifican que los Rosacruces fueron infiltrados por los "hijos de Loyola"

Johann Joachim
Christoph Bode (1730-1793)
era un militar, periodista y
traductor de Alemania.
Fundador de los Iluminados
de Baviera con el pseudónimo
de "Amelius"
28 dic 13. 1º A fines del siglo XVIII, ante la proliferación de los Altos Grados dentro de la masonería y la importancia que alcanza la leyenda masónica en torno a los Estuardos, se introduce el mito de una tentativa de asfixia de la masonería por parte de los jesuitas, en un momento, precisamente, en el que éstos ya no existían como tales tras la supresión pontificia de la Compañía de Jesús en 1773.
En este sentido, J. Blum (Starck et la querelle du crypto-catholicisme en Allemagne, París, 1912) constata que en la segunda mitad del siglo XVIII hubo dentro de la masonería alemana, además de las corrientes mística y alquímica, una corriente católica y entre ciertos masones protestantes una inclinación al catolicismo, derivada del hecho de que, bajo pretexto de ritos masónicos, fueron practicados gran número de ritos católicos. Parece ser que algunos protestantes rígidos y masones racionalistas vieron en ello manejos subversivos que dieron origen a acusaciones de cripto-catolicismo. Entonces, la leyenda masónico-jesuítica tomó forma definitiva cuando se creyó descubrir que los responsables de estas intrigas eran ex-jesuitas, quienes tras la supresión de la Compañía no habían abandonado la lucha y ocultaban cuidadosamente sus actividades. De esta forma, la leyenda jesuítica vino a ocupar su lugar en el ya rico ciclo de las fábulas masónicas.

Recordemos que ya en el siglo XVII, algunos protestantes celosos había asociado a los jesuitas con los Rosa-Cruces. Esta acusación sería renovada tras la disolución de la orden de los jesuitas, siendo nuevamente inculpados de haber resucitado la Confraternidad de los Rosa-Cruces para servirse de pantalla y poder así introducirse en las logias masónicas.
Así, por ejemplo, algunos masones supusieron que las iniciales S. I. (Superiores Incogniti) que designaban a los Superiores Incógnitos, significaban en realidad Societatis Iesus. Y una publicación, aparecida en Berlín en 1782: «La Rosa Cruz puesta al desnudo» juzgaba a Rosa-Cruces y Templarios como marionetas manejadas por los jesuitas.

Un alto dignatario de la Estricta Observancia, Christophe Bode, redactó y editó una Memoria en Weimar en 1781 afirmando que los jesuitas habrían inventado en el siglo XVIII la masonería simbólica para luchar contra el protestantismo triunfante en Inglaterra desde Cromwell. Tras la segunda revolución inglesa (1689), los jesuitas habrían constituido la masonería escocesa, y después la masonería templaria para trabajar por la restauración de los Estuardos y restablecer así la hegemonía de la religión romana en Inglaterra. Además, habrían favorecido la difusión de los altos grados escoceses y templarios en los países protestantes del continente para ocultar sus objetivos contra la religión reformada. Finalmente analizaba el ritual y simbolismo masónicos encontrando por todas partes la alianza de jesuitas y Estuardos. Bode acabaría hallando fieles aliados de su teoría entre los Iluminados de Baviera, especialmente de Adolf Knigge, el verdadero organizador de esta Orden [ajena a la masonería] fundada por Adam Weishaupt, profesor de derecho en la Universidad de Ingolstadt, para luchar contra el dominio que el clero católico y los ex jesuitas ejercían en el Electorado en todas las ramas de la enseñanza.

Adolf Knigge, barón del Imperio, redactó varios artículos; «Tentativas de los ex-jesuita para restablecer en Baviera la barbarie y la Orden jesuítica», «Advertencia a los príncipes alemanes para ponerles en guardia contra el espíritu y puñales de los jesuitas» o «Jesuitas, Francmasones y Rosa-Cruces alemanes» bajo la firma trucada de «Joseph Aloys Maier, antiguo miembro de la Compañía de Jesús». Knigge acusaba a los Rosa-Cruces de Berlín de haber urdido un complot, poniendo en manos de los jesuitas la masonería. Sin embargo, Knigge, se inspiraba en las Provinciales de Blaise Pascal y en el Compte rendu des Constitutions des Jésuites, de Carendenc de la Chalotois, procurador general en el Parlamento de Rennes.

En esta misma línea está la obra de Friedrich Nicolaï, "Essai sur les accusations intentées aux Templiers et sur le secret de cet Ordre, avec una dissertation sur l´origine de la Franc-Maçonnerie" (1783), traducida del alemán, en la que afirma que los jesuitas intentaron tomar la dirección de la masonería en 1685 cuando Jacobo II subió al trono inglés. Y algunos periódicos protestantes sostenían que los jesuitas, hacia 1769, cuando vieron que la existencia de la Compañía de Jesús estaba muy amenazada, buscaron un refugio en la masonería para salvar de esta forma su organización y parte de sus capitales.

Fuente: http://www.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/7antimasonismo/m%20y%20jesuitas.htm

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