El Dr. Weil comienza diciendo:
Por favor, preste atención a la utilización de palabras como "extraño", "en realidad", "tonterías" y "absolutamente".
Palabras fuertes trazando una línea en la arena, y por supuesto hemos de creer que el buen doctor está en el lado correcto y todo aquel que confíe y crea en el Dr. Simoncini está loco.
El Dr. Scott-Mumby utilizó palabras en una manera similar, y mi confrontación con él atizó nuevamente el fuego. Me dijeron mis asistentes que devolvió el golpe bajo del tal manera que ellos ni siquiera quisieron mostrármelo.
Ninguno de estos médicos tenía mucho que decir científicamente; ambos meramente atacaron lo que ellos perciben como su oposición.
Ambos recurren a ataques de carácter como veremos abajo del Dr. Weil.
Usted debe saber que las autoridades italianas revocaron la licencia médica a este doctor, y que ha sido condenado de homicidio culposo y estafa, pero según las Observaciones de Tratamientos de Cáncer, él está apelando su condena y sigue abogando por este tratamiento."
A muchos buenos médicos se les ha quitado sus licencias y esto no tiene "absolutamente" ninguna relación con la verdad de su trabajo.
De hecho sabemos que las autoridades médicas rutinariamente persiguen a aquellos que se rebelan contra el ritmo de los intereses farmacéuticos y por lo general son los verdaderos héroes. En la medicina, el portavoz de la verdad pierde su posición de prestigio de la misma manera como lo ha sufrido el Dr. Simoncini.
Con sólo estas pocas palabras, el Dr. Weil descarta un trabajo de décadas, no sólo del buen doctor de Roma, sino también de muchos médicos, salas de emergencia, centros de diálisis, unidades de cuidados intensivos, y testimonios de pacientes.
La medicina contemporánea es una enfermedad y es muy desalentador cuando aquellos a quienes percibimos como buenos defienden esa enfermedad.
La medicina moderna es ahora totalmente dependiente de un flujo constante de mentiras y propaganda para su propia supervivencia. Si la verdad se dijera en voz alta en los medios de corriente principal, el status quo consensual se derrumbaría. La mentira se ha convertido en la norma esperada en la medicina.
Decir la verdad es ahora es contaminado y sospechoso, el portavoz de la verdad es vilipendiado como "dándose aires" de superioridad moral, y será rechazado y aislado por los mentirosos a su alrededor.
Las poblaciones de los Estados Unidos y el mundo están siendo destruidas por las mentiras de la medicina ortodoxa, junto con el gobierno y los medios de comunicación extendiéndose a cada paso del camino.
Los Estados Unidos de América se ha convertido en el país de La Gran Mentira.
Aquellos que faciliten las mentiras del gobierno y las farmacéuticas son bien recompensados, pero quien dice algo de verdad o expresa una opinión inadmisible son excoriados y expulsados.
Si no podemos confiar en lo que el gobierno nos dice acerca de:
- armas de destrucción masiva
- eventos terroristas
- las razones por sus guerras y ayudas
...¿podemos confiar en los funcionarios médicos del gobierno en el CDC y la FDA?
Al parecer no.
Una marca de nuestro tiempo es la jerga médica hecha pasar como lógica la tontería hecha pasar como verdad.
Estos médicos han hecho declaraciones públicas tan manifiestamente sin fundamento, tan contradictorias con la realidad, que es casi como si estuvieran transmitiendo algo por radio desde otro planeta. Y se salen con la suya porque pocos tienen el coraje que yo tengo de enfrentarlos.
Utilizan los símbolos de su autoridad médica, sus grados académicos y aspectos tecnocráticos de la materia les han permitido repetir con impunidad que dos más dos es igual a uno.
Hemos estado viviendo en un mundo tan al revés que los disparates son fervientemente adorados, el sentido común es rechazado como una herejía, y cualquiera que se atreva a desafiar el status quo es atacado por los acólitos similares a muñecos blandiendo sus credenciales tecnócratas, como si fueran clubes.
La medicina ortodoxa es como un cáncer en nuestro planeta. Mal en sus teorías, mal en sus garantías, equivocada en sus predicciones, y mal en casi todo lo que han hecho. Como una enfermedad biológica, la medicina alopática farmacéutica debe ser contenida y puesta en cuarentena.
Ayer publiqué un nuevo ensayo y vídeo sobre el trabajo del Dr. Simoncini, y en estos últimos tres años he escrito un largo libro y revisión médica sobre el uso del bicarbonato de sodio en la medicina.
El libro contiene 120.000 palabras con 333 referencias, y si uno habrá de sopesar u opinar sobre un tema importante para la humanidad, entonces uno debe sumergirse profundamente en la materia, algo que ni el Dr. Weil, ni el Dr. Scott Mumby han hecho cuando atacan las prácticas médicas o principios, de los cuales parecen entender muy poco.
Uno pudiera no estar de acuerdo con cada palabra que digo en mi libro sobre el bicarbonato, pero sólo un completo idiota ignoraría la abrumadora evidencia clínica y científica reunida por más de cien años sobre el uso importante de bicarbonato de sodio en la medicina. Fuente
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